Schole
ConversacionesEdición 2
Reflexiones en torno a la enseñanza de la lengua y la literatura
Susana Caba 23 agosto, 2019

Porque leen Crepúsculo, Harry Potter, El Señor de los Anillos o lo que fuere. Y son lectores muy específicos, diría sofisticados. Uno les pregunta, después de haber leído 7 u 8 libros: “¿En qué libro fallece tal personaje?”; y te dicen: “Esto sucede antes de que el personaje haga tal o cual cosa”. Lo que significa que hay una avidez por la lectura y un nivel de, insisto, sofisticación, que muchas veces en el aula se pauperiza cuando nosotros solamente les preguntamos “pregunta-respuesta” o un resumen de contenido. Esto está pasando en el mundo. El fanfiction es un género que vino para instalarse, muy tipificado; los adolescentes forman comunidades de lectores, y son comunidades de lectores muy exigentes. O sea, uno no puede entrar a una de Harry Potter, por ejemplo, si no es realmente un especialista. Uno entra si realmente demuestra un conocimiento certero sobre esto. Las historias que ellos escriben en continuidad (a veces precuelas o continuaciones o episodios paralelos) también exigen atenerse a la trama, a los recursos y al estilo. Quiere decir que el alumno está trabajando sobre recursos formales, sobre estilística, incluso, muchas veces, sobre edición porque, una vez que alguien publica online, critican. Ahí, el adolescente se está exponiendo y no tienen ningún problema en exponerse porque es lo que disfruta, algo que no está sucediendo en el aula o en el pacto educativo. Es cierto que los docentes muchas veces se ven interpelados, nos vemos interpelados, por el sistema de acreditación. Es muy difícil acreditar una materia como literatura si no tenemos claro cuál es el objetivo, cómo evaluamos la capacidad lectora, la comprensión lectora de la que tanto hablan las evaluaciones internacionales. Esto entra en tensión porque hay que acreditarlo para el sistema formal, pero, en definitiva, los docentes formamos lectores y acompañamos recorridos lectores. Y esto es un desafío que tenemos que sostener todo el tiempo.

El desafío que nos queda por delante es inmenso, pero realmente es un desafío. Es un camino a transitar. Desde la formación docente me parece que hay muchas cosas para rever, para revisar. Tenemos las herramientas teórico-metodológicas. Tanto las jurisdicciones como la nación, a través del INFOD, proveen, muchas veces, materiales y formación docente continua que son espacios en los que los docentes podemos encontrarnos y discutir estas cuestiones. Me parece que hay que pensar y acompañar el proceso de la obligatoriedad de la escuela secundaria, lograr mejores trabajos con los estudiantes, acompañarlos en sus procesos de formación tanto lingüística como literaria. Y, en esto, estamos todos comprometidos. Esa es la tarea y se va a concretar en las aulas y, también, en el espacio social; en la virtualidad o en las formas por las que transiten nuestros estudiantes.


Licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires).
Especialista Docente de Nivel Superior en Literatura y Escritura
(Ministerio de Educación de la Nación).
Magíster en Enseñanza de la Lengua y la Literatura
(Universidad Nacional de Rosario).
Investigadora del área Literaturas Extranjeras (Facultad de Filosofía y Letras - UBA)
Miembro del equipo técnico de la Dirección de Educación Superior
de Formación Docente Inicial de la Dirección General de Cultura
y Educación, provincia de Buenos Aires.
Docente de Nivel Medio y Nivel Superior.