Schole
Espacio conceptualEdición 3
¿Por qué hablar seriamente de humor?
Ana Beatriz Flores, Iván Lomsacov y Sebastián Gago 11 diciembre, 2019

ABF: Respecto de esa recuperación de la memoria es que podemos enmarcar aquello que se llama memes.

IL: Se ve bastante claro que ese anonimato en esos sitios es aún más fuerte en un montón de otras usinas de humor. Lo que circula en WhatsApp muchas veces no tiene un logo, un sello, no tiene nada. Este anonimato otorga cierta impunidad que permite “subir el tono” del humor, la agresividad y la “incorrección”. Un autor reconocido por su firma, que tiene que mantener una trayectoria, no se lo permitiría. Aun cuando a un humorista “políticamente correcto”, o identificado con un cierto humanismo, se le ocurriera ser en extremo ácido o subvertir las normas generales de lo que se considera lícito, no lo haría. Pensemos en Quino, que ya no trabaja: difícilmente saldría de esa imagen de un humor “constructivo”, relacionado con las buenas causas.

ABF: Eso desde el autor. Desde la recepción también se generan fenómenos nuevos porque estas producciones son difíciles de contextualizar, es decir, no sabemos cuál es el marco declarativo: ¿desde dónde se enuncia? Valga un ejemplo personal: con un grupo de amigos vimos un meme político que una parte de nosotros, que tenemos cierta afinidad política, interpretamos como irónico, mientras que los demás lo leyeron de forma literal. El texto decía: “Antes estábamos mejor, pero no era cierto, nos mentían. Ahora estamos peor, pero ahora es cierto, o sea ahora estamos mejor”.

SG: Ahora nos dicen la verdad, lo reconocen.

ABF: Con esa forma de silogismo hubo dos interpretaciones: la primera, según la cual es una ironía y están diciendo que de alguna manera se está tapando lo mal que estamos –y ahí aparece la voz social crítica–; o la otra, que dice que no, que está afirmando que estamos mejor, pero en sentido positivo, no irónico, porque ahora hay más transparencia y mayor verdad. Es lo que Linda Hutcheon llama “el borde de la ironía” (Hutcheon, 2000). Es en el tipo de humor que circula en las redes, sobre todo por WhatsApp, en donde se pierde la procedencia, se desconoce el marco de producción, se ignora quién lo enuncia y a quién va dirigido, entonces se produce esta ambivalencia y esta movilidad en la interpretación.

IL: Inclusive ese anonimato colabora en la disolución de los géneros. El anonimato que está en ese tipo de humor, también está en las fake news (noticias falsas). Nadie sabe quién inventa esas noticias falsas. Se da a conocer una pancarta que dice “Ahora para comer hay que trabajar, dennos planes dignos”. Muchas personas se enojan por considerarlo real, otros observan la imagen y afirman que es un montaje, entonces aparece el acto humorístico. Es una noticia mentirosa con intenciones de deformar la realidad, y a algunos les parece un chiste porque no pueden imaginar que un grupo barrial salga a protestar y escriba eso en la pancarta. Hay quienes lo creen, quizás porque han perdido un poco el sentido del humor y lo están mirando solemnemente desde una indignación extraña. Y aquí es donde se borran los géneros: ¿dónde empieza y dónde termina el humor?


SG: A veces no está definido el pacto de lectura en un medio periodístico o digital de comunicación, y eso también confunde al lector. Por supuesto que la lectura va a depender de una posición política o de una mirada ideológica. En relación con eso, un ejemplo muy interesante es el de Crónica en su periódico web y la forma en la que presenta las noticias en los posteos de Facebook y con los hashtags. Leés los hashtags de Crónica y siempre se enmarcan dentro de la parodia, pero, sobre todo, de la ironía. Aunque la noticia tiene otro registro, un registro más verista, informativo, pero cuando entrás a leerla con el filtro del hashtag se modifica la percepción o la interpretación.

Ana Beatriz Flores
Lic. en Letras (Universidad Católica de Córdoba).
Mgter. en Sociosemiótica (CEA-UNC).
Dra. en Letras (UNC).
Profesora e investigadora de la carrera de Letras Modernas (FFyH-UNC)
Ha dictado numerosos cursos y seminarios en carreras de postgrado de la
Facultad de Filosofía y Humanidades, del Centro de Estudios Avanzados, de
la Facultad de Psicología de la UNC y en la Maestría en Semiótica de la
Universidad Nacional de Misiones.
Entre sus principales publicaciones, se destacan “Voces e ideología.
Estudios bajtinianos. (1996), “Diccionario léxico de la teoría de Mijail M. Bajtín” (1996),
“Políticas del humor. (2000), “Diccionario crítico de términos
del humor y breve enciclopedia de la cultura humorística argentina” (2010),
“Diccionario crítico de términos del humor y breve enciclopedia de la
cultura humorística argentina (2015).

Iván Lomsacov
Lic. en Comunicación Social (UNC).
Doctorando en Comunicación Social (UNC).
Docente e investigador de la Lic. en Comunicación Social (FCC-UNC).
Integrante del equipo de investigación “Estudios y Crítica de la Historieta
Argentina”. Colaborador y co-editor en libros de la colección editada por
ese equipo. Artículos sobre historieta y humor gráfico publicados en
revistas académicas como Nostromo (México), José Hernández Journal
(España) y Caracol (Brasil).
Colaborador periodístico sobre temas de historieta y humor gráfico en el
diario “La Voz del Interior”.
Curador del espacio de exposición de historieta y humor gráfico del Centro
Cultural España-Córdoba.

Sebastián Gago
Lic. en Comunicación Social (UNC).
Dr. en Estudios Sociales en América Latina (CEA, UNC).
Profesor e investigador de la Lic. en Comunicación Social (FCC-UNC).
Integrante del equipo de investigación “Estudios y crítica sobre la historieta:
continuidades, crisis y renovaciones”.
Coordinador local por la UNC del Proyecto de cooperación e intercambio
académico “Cultural Narratives of Crisis and Renewal”, (CIECS, Conicet y UNC).
Autor de numerosas publicaciones, entre las que se destaca su libro
“Sesenta años de lecturas de Oesterheld” (2015).