Schole
MiradasEdición 7 - 8
Dante Panzeri, el gran didacta cordobés
Revista SCHOLÉ 9 agosto, 2021

Hace 100 años…

El gran didacta cordobés

“Este libro no sirve para nada”, declaración sincera y trascendente con la que el periodista y escritor Dante Panzeri nos advierte sobre el sentido que puede tener la lectura de su libro más emblemático. La obra trata sobre el fútbol imaginado como dinámica de lo impensado y, como hemos de afirmar aquí con cierta osadía, también sobre cuestiones fundamentales de la didáctica. La frase sobre la “inutilidad” de su escrito es parte de su audacia como periodista y escritor: decir lo que debe ser dicho por difíciles que sean los tiempos.

Dante Panzeri

Compromiso

Panzeri nació hace un siglo en un pequeño pueblo de Córdoba donde la “Fe” y el “Progreso” habrían de marcar el andar de las ilusiones y las esperanzas. Tal vez por ese inevitable aire paradójico con el que la vida se oxigena, su familia, siguiendo este lema que adoptaría la ciudad de Las Varillas, decidió mudarse desde allí a San Francisco. Siendo un joven veinteañero, con la grandilocuencia inevitable de su nombre de pila, Dante Panzeri dio un paso más y viajó hacia Buenos Aires, ese agitado centro citadino donde comenzaría su carrera en el periodismo deportivo.

Quizás uno de los rasgos más sobresalientes de su práctica no sea tanto su profunda formación autodidacta, sino el compromiso con sus investigaciones y decires, ambas cuestiones relevantes por ser hoy un faltante significativo en el periodismo. Su renuncia a la dirección de la revista El Gráfico por negarse a publicar un elogio al entonces ministro de Hacienda Álvaro Alsogaray es un claro ejemplo. De hecho, este acto fue la consecuencia inevitable de su estilo periodístico. Unos años antes, había publicado en esa misma revista una nota titulada “Señor ministro Alsogaray ¿y esto cómo se explica?” en la que concluía que:

Las pistas, las piscinas, los centenares de elementos e instrumentos básicos para la práctica deportiva de que carece el deporte en razón de no tener dinero el país; todo cuanto es fundamental para la evolución de los deportes; todo eso y mucho más… queda nuevamente postergado porque el Estado necesita USAR al deporte como espectáculo, como circo, como opio de multitudes, como acto de distracción de masas, cuyo costo de 30.000.000 de pesos no cuenta para este caso porque lo que en este caso cuenta no es el deporte, es la necesidad de hacerle “ver” deporte a un pueblo y no la de afianzar la salud física y moral de ese pueblo a través de prácticas deportivas menos “visibles”, de instalaciones muy visibles por su ausencia en todo el territorio del país, de fundamentos y pilares; en suma, donde apoyar el presente, que debe ser el futuro de la formación física y mental de nuestra juventud.
Todo esto desconcierta. Desconcierta al deportista y desconcierta al ciudadano. Desconcierta al deportista y al “hombre de traje gris”, desconcierta al argentino porque al mismo tiempo a los deportistas y a los argentinos se nos está mencionando y exigiendo austeridad. Desconcierta porque al mismo tiempo que se nos dice que HAY QUE GASTAR 30.000.000 en espectáculos se nos dice que NO PODEMOS gastar escasos cientos de miles para vestirnos de deportistas (instalaciones, implementos, sedes, etc.).

¿Y esto cómo se explica, señor ministro Alsogaray?1

Equipo de redacción de El Gráfico

El periodista Diego Bonadeo lo recuerda de esta forma:

Después de promediar la década del cincuenta, Panzeri se asomó a la crítica del fútbol en “El Gráfico”. Y de los “históricos”, sus laderos eran Félix Daniel Frascara y Alberto Salotto. De a poco, quienes leíamos fútbol en “El Gráfico” dejamos de soportar tonterías inveteradas como aquella de “las defensas superaron a los ataques” cuando los partidos terminaban 0-0 –resultado perfecto para charlatanes de feria de estos tiempos como Adrián Paenza– y empezamos a abrirnos la cabeza con los agregados de los nuevos que Panzeri incorporó a la redacción de la revista como Pepe Peña, Ernesto Lazzati y Osvaldo Ardizzone.
A principios de 1961, a los veintidós años toqué el cielo con las manos. Me llamó Panzeri para incorporarme a “El Gráfico”. ¡Qué tipo el Dante! Una bestia de laburo y de convicciones. Quizá ni él se haya dado cuenta hasta dónde fue un transgresor y un visionario.2

Hacia el final de su carrera periodística, Panzeri trabajó en La Opinión –el célebre diario dirigido por Jacobo Timerman–, en Satiricón y en el mensuario de humor Chaupinela. Fue en esta última revista donde reveló, en oposición a la postura del relator José María Muñoz y en una soledad cuasi absoluta, su oposición a la realización del mundial de fútbol. En diferentes párrafos de su artículo “Lo que no se dice sobre el mundial del ‘78” hace las siguiente consideraciones:


1. Panzeri, D. (1959). Señor Ministro Alsogaray ¿y esto cómo se explica?”. El Gráfico. Disponible en el siguiente enlace [consultado: 10 de mayo de 2021].



2. Bonadeo, D. (2004). Dante Panzeri. Circuito de Periodistas Deportivos de Mar del Plata. Disponible en enlace [consultado el 10 de mayo de 2021].


El mundial ‘78 no se debiera realizar en la Argentina por las mismas razones que un tipo que no tiene guita para ponerle nafta a un Ford T. no debe comprarse un Torino. Si lo hace, es porque a alguien le está robando.
(…)
Borges dice que el nuestro es un país venal. Se lo nota de mil maneras. Algunas muy simples, infantiles. Se le nota en la predisposición que tenemos para hacer “cadenas de la felicidad” como la del cheque o la del dólar. Se lo nota en la apología del delito que hacemos difundiendo esas cadenas a través de la prensa. Se lo nota en el “no demasiado” enojo que nos produce Alonso exigiendo 250 millones extras por jugar un campeonato que está incluido en su contrato, o 300 dólares por partido perdido. Las dos cosas proceden del acostumbramiento a la venalidad. Por ese mismo acostumbramiento, hacemos del Mundial de Fútbol una hipoteca pública.
Todos esos orígenes domésticos-infantiles de nuestros acostumbramientos a vivir afanándonos a nosotros mismos, determinan que queramos hacer el Mundial ´78 aun a sabiendas de que nos va a ir muy mal, especialmente si lo ganamos. Porque lo vamos a ganar al estilo Martín Fierro y el Viejo Vizcacha. O de Bairoleto o el Pibe Cabeza, delincuentes comunes con los que ya tenemos fabricado el mito de la delincuencia bondadosa, que también apoya el acostumbramiento nacional de afanarnos entre nosotros mismos. A ese rito también lo apoya otra tradición nacionalizada: no hablar, jamás, mal de un muerto, que es como los vivos que roban mientras viven, se aseguran su indemne e impune paso a la posteridad, como Bairoleto y el Pibe Cabeza, por ejemplo, hoy convertidos, o a punto de convertirse, en santos de la milagrería componente de nuestro 51% de población entre analfabeta y semianalfabeta (datos oficiales). De allí el gran auge de la quiniela, la lotería, las carreras, el PRODE y todo lo que sea representativo de lo milagroso y el afano. De allí también, el Mundial ´78, que el peronismo heredó de Lanusse, pero que no se atrevió a rechazar, por temor a la impopularidad política, cosa que está muy lejos de haberse probado alguna vez, como efectivamente un riesgo…3

Portada donde aparecen Muñoz vs Panzeri en revista Chaupinela

Panzeri murió poco antes de la realización del Mundial, que la Selección Argentina ganó aunque fuese “a punta de pistola”, con resultados muy sospechosos como aquel triunfo sobre Perú por 6 a 0. Era oxígeno para la Junta Militar, que pudo ver con satisfacción el enorme festejo popular en la fría tarde de un 25 de junio.


3. Panzeri, D. (1975). Lo que no se dice sobre el mundial del ´78. Chaupinela, (20), 7-9. (El resaltado es propio).


Fútbol. Dinámica de lo impensado

Publicada en 1967, Fútbol. Dinámica de lo impensado vive impregnada por una polémica a la que el tiempo no logra erosionar. Lo interesante es saber el porqué. Arriesgamos aquí: la lectura del libro de Panzeri es casi siempre incompleta y está sesgada por las simpatías o antipatías hacia su autor. Sin duda, algunos cuestionamientos son significativos por la razones que impone el paso del tiempo y los impensados cambios sociales, políticos y culturales que hacen al propio “cambalache” de la historia, en tanto otros han afectado particularmente al fútbol que ha devenido en un singular forma de “pan y circo” de tal magnitud que el poeta Juvenal de la antigua Roma jamás hubiese podido imaginar. Sin embargo, hay análisis que vislumbran claramente los límites de esas lecturas parciales permitiendo ahondar en el pensamiento sobre las cosas. Así, el periodista Ezequiel Fernández Moores escribe en el prólogo a una nueva edición del libro:

Con permiso del gran Dante, agregaría un capítulo a esta reedición. El capítulo “Tata Martino”. Un reconocimiento al primer DT que acaso haciéndole honor a Panzeri acepta con inusual sinceridad que su equipo ganó simplemente porque tuvo “culo”. Lo escuchamos todos hace poco. Sucedió el 17 de julio de 2011, cuando la selección de Paraguay eliminó a Brasil en definición por penales en cuartos de final de la última Copa América. Fue el triunfo más importante de Martino como DT de Paraguay. Resistió el cero-cero en 120 minutos ante el Brasil de Neymar, Robinho y Pato. Ganó en los penales y avanzó a semifinales. “Inteligente planteo táctico” de Martino decían por la radio. El periodista de la tele destacaba el “orden colectivo” de Paraguay. Y en la web de un diario importante hablaban de “gran trabajo táctico”. Pero Martino dejó a todos en offside: “No salió nada de lo planeado”, dijo primero. No habló de planteo, orden ni táctica. Educado, casi pidió permiso para utilizar la palabra que consideró era la más precisa para explicar el triunfo: “Ganamos -dijo- de culo”.
(…)
Panzeri se hubiese hecho un picnic con el modo en que Martino desnudó la “sanata”, el “verso” de muchos periodistas. Pero esos mismos cuartos de final de la Copa América que se jugó en Argentina en 2011 obligarían a una revisión de lo que Panzeri nos dice en el primer capítulo de “Dinámica…”(…) . Salvo muy contadas excepciones, dice Dante, en el fútbol siempre gana el que juega mejor. Brasil, ya lo dijimos, había jugado mucho mejor que Paraguay y perdió. Pero también Chile y Colombia fueron mejores que Venezuela y Perú, respectivamente. Y perdieron. Argentina tampoco mereció perder su partido de cuartos contra Uruguay, a la postre campeón del torneo. (…) En los cuatro partidos de los cuartos de final de la última Copa América ganaron los que menos buscaron el triunfo. Y no fue una excepción. Fue la regla. Una regla cada vez más contagiosa. La de los que eligieron no arriesgar.
¿Qué diría Panzeri de este fútbol argentino de hoy?4

Libro Fútbol. Dinámica de lo impensado

Como conclusión a su presentación, Ezequiel Fernández Moores agrega: “Pero el futbolista, nos recuerda Dante, ‘juega en una cancha con tres elementos: conciencia, inconsciencia y azar’. El azar aparece cada vez menos. Pero que, aun así, hace que sigamos amando a esta Dinámica de lo impensado”.


4. Fernández Moores, E. (2020). Introducción. En Dante Panzeri, Fútbol. Dinámica de lo impensado (pp. 11-13). Madrid: Capitán Swing.


Y esto nos lleva a la segunda lectura, la que muchos críticos del libro suelen omitir y que hace al interés de la didáctica en general. En un plano distinto al que venimos considerando, lo impensado es parte de una lógica que podríamos denominar ontológica, sea en un partido de fútbol o en una clase. Si en los tiempos de Panzeri esta afirmación tenía un valor profundo, hoy resuena como una advertencia que no podemos ignorar. Los tiempos actuales se enorgullecen de reclamar por la eficiencia, la perfección y por denostar toda ambivalencia. Como dijera el escritor Aldous Huxley, “…en una época de tecnología avanzada la ineficacia es un pecado contra el Espíritu Santo”5. Por ello hemos de rescatar el pensamiento profundo de Dante Panzeri para decir que el maestro juega en una clase con al menos tres elementos: los saberes, los alumnos y los azares. Lejos de los que imaginan el control y la planificación totales como las mejores condiciones para enseñar, decimos que en la “dinámica de lo impensado” está uno de los mayores secretos de la belleza y la dignidad que hacen a la relación entre el maestro y el alumno.


5. Huxley, A. (2003). Un mundo feliz. Barcelona: DeBolsillo. [Primera edición: 1932].