¿ Es que acaso no tenemos
tiempo libre?
¿ No podemos, acaso, los docentes, tener scholé?
Maarten Simons y Jan Masschelein

Aquí estamos en SCHOLÉ tiempo libre, tiempo de estudio, la revista del ISEP.

Un nuevo lugar para nosotros…



Una vez más, buscamos dar continuidad a un diálogo que iniciamos a principios de 2016. Aquel otoño los invitamos a inscribirse en las primeras propuestas de formación que diseñamos con la vista puesta en un horizonte hacia el que seguimos caminando. SCHOLÉ es un paso más en esa dirección, como lo indica el significado del término griego: tiempo libre, tiempo de estudio; tales son las expectativas que sostenemos en el ISEP.



(…) ante la observación de Sócrates de que la discusión comenzada llevaría muy lejos, Teodoro responde “¿Es que acaso no tenemos tiempo libre (scholé)?”. Esta pregunta de Teodoro a Sócrates (…) muestra la existencia de dos clases de tiempos que se corresponden con dos clases de hombres, el tiempo libre, que es el tiempo de los hombres libres, y el tiempo esclavo, que es el de los esclavos.

La diferencia no es solo una cuestión de diferencia social sino de relación con el tiempo (…) Los no libres son los esclavos del tiempo. Los esclavos de la clepsidra (…) son los que miden su tiempo en función de su eficacia y su utilidad en función de las normas que lo regulan. Pero son también independientemente de su clase social, los que nunca tienen tiempo para nada, los que están llenos de ocupaciones y compromisos, siempre ineludibles e inaplazables, que son como dice Pardo, “incapaces de acudir a las citas a las cuales la libertad les convoca”. (Larrosa, 2018, p. 424)

La libertad mueve al lector, igual que al amante -diríamos siguiendo a Pennac en Como una novela (1993)-, igual que al estudiante que convocamos. Ese tiempo para leer, ese tiempo para estudiar no viene del suyo, hay que hacerle lugar. Hay que hacerse lugar para prestarle “atención” a lo que nos interesa (Masschelein y Simons, 2014). Entonces, después de Teodoro nos preguntamos: ¿ acaso no podemos, los docentes, tener scholé?

Si están aquí, podemos decir que hemos elegido darnos ese tiempo.

Marcelo López y Adriana Fontana

Referencias
Larrosa, J. y Rechia, K. (2018). P de profesor. Buenos Aires: Noveduc.
Masschelein, J. y Simons, M. (2014). Defensa de la escuela: una cuestión pública. Buenos Aires: Miño y Dávila.
Pennac, D. (1993). Como una novela. Barcelona: Anagrama.

Pensar y aprender juntos

Las revistas para docentes son de larga data y amplia variedad: las hubo -y hay- gremiales y académicas, con artículos de “recetas” pedagógicas o de cultura general, literatura y cine. Con sus diferencias, todas tienen en común que son espacios para intercambiar saberes, para circular ideas y experiencias y, en ese camino, ayudar a generar nuevas prácticas docentes.

En tiempos de internet, las revistas siguen siendo importantes para nuclearse en torno a conversaciones alrededor de qué significa enseñar y aprender y qué son y qué hacen las escuelas en estos tiempos. Ayudan a organizarse como colectivo educativo y a formarse sin la presión de puntajes o certificados.

Bienvenida esta nueva iniciativa que apunta a darse tiempos y espacios para leer, conversar y estudiar sobre la educación en Córdoba y en otros lugares.

Bienvenida la invitación a hacerle lugar al pensar y aprender juntos desde el oficio docente.

Inés Dussel


SCHOLÉ, democratización e igualdad

La escuela griega surgió como una intromisión en el privilegio de las élites aristocráticas en la antigua Grecia. Por supuesto, desde el inicio hubo operaciones para restaurar privilegios, proteger las jerarquías y las clasificaciones, pero un acto que “hace escuela” es precisamente la suspensión de un orden desigual, pretendidamente natural. La escuela, podría decirse, es la materialización de las creencias de que los humanos no tienen un destino natural. Es la materialización del rechazo del destino natural y la confirmación del homo educandus. Y la escuela hace esto cuando habilita scholé o tiempo libre, es decir, tiempo no productivo, a aquellos que, por su origen o posición en la sociedad, no tienen derecho a reclamarlo. Esta es la razón por la cual Bernard Stiegler define a la escuela como el “otium/scholé para el pueblo”. La escuela es literalmente un lugar de scholé, esto es, la espacialización y materialización del tiempo libre. Y es la democratización de este tiempo libre, de este tiempo de estudio, lo que hace lugar y da visibilidad a la igualdad y hace visible el rechazo a la idea de destino natural.

Jan Masschelein



 

 


Agradecimientos

A Inés Dussel y a Jan Masschelein quienes nos inspiraron en la elección del nombre de la revista.  Es sabido, “en el nombre de la rosa, está la rosa”. Les queremos agradecer por su generosidad, su acompañamiento y sus palabras en este primer número.

Al ministro Walter Grahovac, a la secretaria de Educación Delia Provinciali y al director de Educación Superior Santiago Lucero porque impulsan y alientan todas las iniciativas del ISEP.

Lo que importa es la obra, y la obra es de suyo misteriosa. (J. L. Borges).

Parafraseando al maestro, quisiéramos subrayar que lo que importa es la obra, y si tiene magia en eso de ser misteriosa, también exige trabajo y eso es, en el ISEP, acción colectiva. A los y las colegas, amigas y amigos, que a lo largo de estos dos años nos han ofrecido su saber, sus ideas, se han sentado a discutir, a armar, a revisar, a rehacer y proyectar los horizontes que nos trazamos, muchas gracias.



De ese valioso encuentro, resulta el ISEP y, ahora, SCHOLÉ.

Por el trabajo, la alegría y la potencia de actuar -en palabras de Spinoza-:
¡gracias!

Marcelo López y Adriana Fontana