El papá de Ernesto, el abuelo de Juan y Justino
En la constelación de conceptos y preguntas abiertas a partir de la relación entre pasado y presente, he elegido para compartir aquí la imagen de una imagen, un montaje que nos permite pensar no solo lo que en ella se vislumbra y muestra como fragmentos y huellas del pasado, sino una operación subjetiva y política sobre la fotografía que la hace legible/visible inscribiéndola en determinadas coordenadas de sentido.
En una primera mirada, podemos decir que en esta fotografía está Ernesto con sus hijos Juan y Justino. Juan sostiene la fotografía de su abuelo, Justino César Argañaraz –“el Chechi”–, que la policía tomó durante su detención, en 1972, por razones políticas. Chechi era cordobés, su compañera María Elena Gómez, “la Negrita”, era oriunda de San Juan. Ambos militaban en el PRT-ERP. El abuelo de Juan y Justino fue asesinado el 10 de agosto de 1974 y su cuerpo fue enterrado clandestinamente. Su abuela fue secuestrada el 1 de junio de 1976 durante la mudanza de una casa operativa del ERP en Alta Córdoba. En ese momento, Ernesto, siendo un niño, queda al cuidado de sus tíos y, luego, de su abuela paterna Otilia, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba. Durante la secundaria, Ernesto asiste a la Escuela Superior de Comercio “Manuel Belgrano” de la que recuerda su rigidez y las diferencias con sus compañeros. Reflexiona sobre aquella “sociedad tan cadavérica, tan callada” donde tuvo que mentir sobre el secuestro y asesinato de su padre y su madre, diciendo –en la escuela o a otros niños– que habían muerto en un accidente de tránsito.