Schole
Una imagen, mil palabrasEdición 2
Imágenes, huellas y memorias
David Schäfer 21 agosto, 2019

Un archivo policial

En el año 2006, se localizó en un viejo depósito de la policía un archivo con más de 136 mil fotos en película que habían sido tomadas entre 1964 y 1992. Las imágenes, en blanco y negro, presentan a distintos hombres y mujeres, de frente y de perfil, en general, retratados sobre un fondo claro con una placa por encima de la cabeza en la que hay un número seguido de la fecha en que se habría hecho el registro.

Estas fotos no se caracterizan por representar aspectos relacionados con el carácter o la personalidad de estos hombres y mujeres, sino por cumplir con la función de dejar al descubierto las particularidades de sus rostros para posibilitar su identificación. Como marca la tradición, inaugurada por el policía fotógrafo francés Alphonse Bertillon en el siglo XIX, los cuerpos debían objetivarse para poder ser observados. Fue imprescindible, entonces, construir un protocolo de trabajo que permitiera, en el transcurso del tiempo, fotografiar a diferentes detenidos exactamente del mismo modo y bajo condiciones similares —sin diferencias técnicas ni estéticas (formales y compositivas) importantes— para que, al comparar los distintos rostros, salgan a la luz aquellas singularidades que distinguen a unos de otros.

La mayoría de estas fotos fueron realizadas en un espacio especialmente acondicionado para tal fin: el Estudio en la Jefatura de Policía –que, por aquel entonces, funcionaba en el Cabildo Histórico de Córdoba–. Otras imágenes, en cambio, fueron tomadas en centros clandestinos de detención, como el Departamento de Informaciones Policiales (D2).

Imágenes, huellas y memorias

El D2 fue creado, luego del Cordobazo, con la sanción de una nueva ley orgánica para la policía de la provincia de Córdoba: la Ley n.º 5192. Funcionó hasta junio de 1977 en dos de las tres casas contiguas del ex Pasaje Cuzco –ahora, Pasaje Santa Catalina– que lindan con el Cabildo, a escasos metros de la Catedral. El D2 tenía como antecesora inmediata a la División Informaciones que, hasta entonces, se había encargado de llevar adelante las tareas de inteligencia policial.

En este departamento se procesaba la información obtenida a través del espionaje que se realizaba en sedes de partidos políticos, sindicatos, centros de estudiantes, fábricas, organizaciones barriales, etc., y se administraba la que producían otras dependencias, como las comisarías. Además, contaba con brigadas propias que operaban en las calles para practicar redadas y perpetrar secuestros, incluso saqueos, en las casas de los detenidos. Los prisioneros eran llevados hasta el inmueble del ex Pasaje Cuzco, donde eran sometidos a castigos, vejaciones e interrogatorios bajo torturas físicas y psicológicas.

El D2 formó parte, junto con otros organismos de inteligencia de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, de la denominada “Comunidad Informativa”, presidida por Luciano Benjamín Menéndez, en la que se trataban los temas relacionados con la “lucha antisubversiva” y se coordinaba la represión ilegal en Córdoba.


El archivo fotográfico representa un engranaje más de esta maquinaria represiva. Las imágenes, junto con la información recabada de los detenidos, constituyó una pieza clave para la vigilancia y el control social. En el caso particular de Córdoba, esas fotos podían ser consultadas desde distintas fuentes e instrumentos, como lo fueron la serie de libros índices, donde se registraba la fecha de detención, el apellido y el nombre, el número de negativo, el folio y algunas observaciones a los “delincuentes comunes” y a los que eran considerados “delincuentes políticos”. Estos eran apuntados en un libro conocido como el “Registro de Extremistas”.


Lic. en Cine y Televisión (UNC).
Máster de Fotografía Concepto y Creación (EFTI, (Madrid)
Docente en el Máster de Fotografía de EFTI, la UNC y Universidad Provincial
de Córdoba (UPC).
Coordinador del proyecto de intercambio académico franco-argentino
INNOVART (2017-2020).
Dirigió el proyecto de investigación “Imágenes, huellas y supervivencia”
(Secyt-UNC, 2017-2018).
Entre sus últimas exposiciones se destacan: Cámara Oscura (Sala Farina,
Córdoba, 2017) y Relaciones Causales (Galería Cero, Madrid, 2015).
Autor de dos libros: Imágenes insurgentes (2015) y El registro bruto (2017).