Edición especial 17 Edición 17 | 20 agosto, 2025

Javier Trímboli, siempre profesor

A propósito del artículo “Belgrano en el veinte veinte”, Birgin hace foco en gestos que identifican a un profesor preocupado por la transmisión.

Confieso que cuando desde el ISEP me pidieron seguir la conversación con Javier a partir de su artículo sobre Belgrano publicado en Scholé (Trímboli, 2021), a la vez que lo agradecí profundamente, dudé mucho de poder hacerlo. Pese a todo lo que compartimos, y sin recordar el texto, lo primero que pensé es que (además) soy pedagoga, no historiadora. Pero cuando lo repasé, como siempre que escuchamos o intercambiamos o construimos juntos, la conversación se abrió y me llevó a seguir pensando con él. Ese es, también, un “efecto Trímboli”: la habilitación.
De las tantas que despierta este breve escrito, seleccioné para traer aquí dos cuestiones –muy tramadas en las cavilaciones y construcciones de Javier–: la contemporaneidad y su relación con el pasado, y el lugar de la transmisión/del profesor y sus formas.
A partir de advertirnos acerca del casi nulo homenaje público por los 200 años de la muerte de Belgrano debido a la irrupción de la pandemia en la vida colectiva, Javier abre una deriva que analiza la relación con los tiempos. En ese sentido, y tomando la figura del prócer, nos llama la atención acerca del riesgo de que nuestra vida “sea devorada por el presente”, por una actualidad que impone solo urgencias. Javier discute con esta situación y señala que el pasado pone otra autoridad que “contrarresta la de lo actual” e indaga y pone a disposición “referencias en un mundo sin referencias”, diría Philippe Meirieu (2002).
Leer y escuchar a Javier remite a Agamben (2011), autor que recupera la contemporaneidad señalando que pertenece verdaderamente a su tiempo solo aquel que no coincide perfectamente con él ni se adapta a sus pretensiones. En esa relación singular con la propia época, es contemporáneo solo quien no se deja enceguecer por las luces de la actualidad, sino que logra distinguir la parte de la sombra, su íntima oscuridad. Es decir, contemporáneo es quien, dividiendo e interpolando el tiempo, es capaz de transformarlo y de ponerlo en relación con los demás tiempos, de leer de forma inédita la historia. Y esa es una constante práctica de Javier.
Trimboli tuvo innumerables intervenciones públicas. Me atrevo a afirmar que en ellas nunca dejó de lado su pasión por enseñar, porque jamás abandonó no solo su preocupación por la transmisión intergeneracional, sino por las formas de esa transmisión. En sus clases y en sus textos siempre nos sorprendía poniendo junto lo inesperado, más allá de cualquier jerarquía.

Retrato de Manuel Belgrano. Casimir Carbonnier, 1815. Museo Municipal de Artes Plásticas Dámaso Arce de Olavarría.

En estas tres páginas que nominó “Belgrano en el veinte veinte”, menciona múltiples y variadas referencias: desde Bruno Latour hasta Fogwill, desde Primo Levi hasta Sarmiento, Hannah Arendt, Eva, Joseph Roth, Marx y Engels, José Martí, Rodolfo Walsh. Muchas y muchos se preguntaron o preguntan qué tiene que ver Belgrano con Bruno Latour o con Joseph Roth. Me parece que ahí hay una clave: Javier trae en esta nota grandes personajes de la historia, escritores, pensadores o políticos, de aquí y de más allá, del siglo XIX al XXI. Autores que, mencionados en clase y ante alguna pregunta o comentario, le permitían inmersiones profundas en ellos, aunque siempre volvía a retomar el hilo argumental que organizaba su presentación.
Pero también Trimboli sostiene la convicción acerca de que enseñar es construir una trama con el abanico de la producción cultural (cine, literatura, arquitectura, artes plásticas, etc.) y sus autoras y autores. No en el sentido de que esas producciones operen como simple ilustración de lo que se dice, sino como una aproximación no frontal al problema que nos ocupa y que contribuye a desocultarlo, a darle otra dimensión. No se le escapaba a Javier (y fue objeto de intensas discusiones no solo con la didáctica tradicional) que en ese acto se construía un gesto político de confianza, una apuesta sobre las posibilidades de las y los demás. También así –en acto– contribuyó enormemente a disputar la fragmentación simbólica. Javier era un gran pasador: parafraseando a Hassoun (1996), contrabandeaba las memorias y hacía –e invitaba a hacer con ellas– otras cosas.
Gracias, Javi querido. Seguimos conversando con vos.

Referencias
Agamben, G. (2011). ¿Qué es ser contemporáneo? En Desnudez (pp. 17-29). Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora.
Hassoun, J. (1996). Los contrabandistas de la memoria. Buenos Aires: Ediciones De la Flor.
Meirieu, P. (2002). Repères pour un monde sans repères. París: Desclée de Brouwer.
Trímboli, J. (2021). Belgrano en el veinte veinte. Revista Scholé, n.º 6. Para el Instituto Superior de Estudios Pedagógicos, Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. Disponible en: https://schole.isep-cba.edu.ar/belgrano-en-el-veinte-veinte/