Huellas

De repente y sin previo aviso, o por una señal ignorada, un suceso extraordinario cambia cada detalle de nuestras vidas. Nada parece sostenerse bajo los andamios que nos eran conocidos. Sin desearlo y por dictado del tiempo, nos sentimos obligados a construir una perspectiva nueva y a dejar, en apariencia, lo pasado por anacrónico. Sin embargo, y por disruptor que lo ocurrido pueda ser, no debe constituirse en una razón para disolver la historia ni para eludirla. Si no deseamos renunciar al pensamiento, y si no suponemos que hayamos de ser de ahora en más solo indicadores de una curva, hay formas, ideas y acontecimientos en los que debemos anclarnos para poder seguir creando en el mundo, incluso si ya no es el que imaginábamos que iba a ser. Entonces, este número de Scholé sale editado tal como fue pensado en su origen para ser una huella que marca el valor de la forma en la que reflexionábamos antes del inicio de la expansión del virus SARS-CoV-2. Esperamos que esta perspectiva nos siga inspirando.

Comité editorial


 

Elegimos el nombre “Scholé” y, ahora que lo pienso, quizás haya sido un modo de ampliar la mirada del ISEP, ya que también hace centro en el estudio: Instituto Superior de Estudios Pedagógicos. ¿Obsesión, deseo, esperanza, apuesta, posibilidad? La nuestra es una profesión, un oficio si prefieren, que no puede abandonar la inquietud por el estudio. Más aún en este presente en el que es un hecho la digitalización de la cultura; y, nos guste o no, lo es también la datificación de la experiencia. ¿Cómo es estudiar hoy?

(…) Ahora estás estudiando.

Estudiar es también preguntar. Las preguntas son la pasión del estudio. Y su fuerza. Y su respiración. Y su ritmo. Y su empecinamiento (…). Con un cuaderno abierto y un lápiz en la mano. En medio de una mesa de libros. En la noche y en la lluvia. Entre las palabras y sus silencios.1


1. Larrosa, J. (2003). La experiencia de la lectura. México: Fondo de Cultura Económica, pp. 18-19.


Cuántos de nosotros nos enamoramos y sufrimos (como suele ocurrir en el amor) estudiando empecinados, como lo describe Jorge en esa obra maravillosa de la que extraje la cita: La experiencia de la lectura. Decíamos “nos quemamos las pestañas”; nos pasábamos semanas enteras dedicadas a leer, subrayar, hacer resúmenes, ejercicios, mapas conceptuales; repetíamos las definiciones no para retener sin entender, sino comprendiendo y memorizando para tener disponibles los conceptos y enlazarlos de un modo coherente y –si fuera posible– creativo, novedoso, para “sorprender” al profesor que nos tomaría “el final oral”. Qué nervios esperando “el llamado”, qué adrenalina. El sudor corría por nuestras espaldas frente al desafío inminente. Salíamos de esa experiencia crecidos y, aun cuando era poco exitosa en términos de resultados, con nuevas palabras disponibles con las que pensar, analizar, comprender, hablar.

Si hubo un tiempo relacionado al cuaderno, al lápiz y al libro –que mantendrán, para los que así vivimos el estudio, su magia–, hubo también lugar para otros lenguajes: el cine, la pintura, la fotografía, la poesía. Todos ellos ampliaron las posibilidades de la palabra escrita en esa relación con el estudio. La imagen, las producciones audiovisuales, por qué no las digitales, vendrían a correr los límites de nuestras posibilidades a la hora de estudiar.

En la entrevista a Jan Masschelein que se publica en este número –también en Defensa de la escuela. Una cuestión pública (2014), libro que ha publicado junto a Marteen Simons–, se hace referencia a la escuela, a la scholé, como un lugar en el que se producen un conjunto de operaciones propias de este ámbito; entre ellas, la profanación. En la nota, Jan dice que significa:

…Quitar algo de su uso convencional y traerlo a la escuela para que tenga un nuevo uso.2


2. Enlace a la nota “Jan Masschelein: reflexiones en torno a la escuela”, de la revista Scholé n.º 4.


Y va más allá: nos hace pensar si hoy, en la World Wide Web, no hay acaso una operación masiva de profanación, en donde podemos encontrar todas las cosas sin historia, sin contexto; es decir, separadas de sus reglas de producción, de sus sentidos de creación.

El ultramundo3 nos ofrece una experiencia que nos vincula con el estudio de un modo novedoso, digno de ser explorado.


3. Baricco, A. (2019). The Game. Barcelona: Anagrama.


Desde esta perspectiva, leía los artículos publicados en esta revista (y en las anteriores). Tan alejados de los textos escolares y, a su vez, tan capaces –por lo que ofrecen– de ser incorporados en las materias de estudio de la escuela. Tan provocadores, tan densos en sus proposiciones conceptuales, que bien podrían ser compartidos, discutidos entre colegas docentes.


Los invitamos a explorar esta posibilidad. Y si ocurre, si pasa que discuten los artículos de Scholé con los colegas, si los amplían, si los incluyen en sus clases con los estudiantes y lo quieren compartir, nos escriben a revista@isep-cba.edu.ar y nos comunicaremos con ustedes para ofrecerles la posibilidad de publicar esa experiencia.

 

Adriana Fontana