Beatríz Sarlo (quien como se ha referenciado escribe esta historia) la relaciona con otras dos –la de una traductora y la de cineastas de vanguardia–, porque quiere dar cuenta de cómo la escuela y, en particular, el normalismo fueron parte de la maquinaria cultural de la Argentina del siglo XX. Por eso, la escritora organiza el relato y el análisis alrededor de dos hechos: cabezas rapadas y cintas celestes y blancas. Propongo, en cambio, una lectura desde otra perspectiva, la pedagógica que mira -siguiendo los trabajos de Simons y Masschelein (2014)- la forma escolar y las operaciones pedagógicas que una maestra puede activar en el aula cuando enseña o en la escuela cuando la dirige. Esta perspectiva, supone centralmente para los autores belgas, preguntarse por aquello que hace que la escuela sea escuela.
Beatríz Sarlo (quien como se ha referenciado escribe esta historia) la relaciona con otras dos –la de una traductora y la de cineastas de vanguardia–, porque quiere dar cuenta de cómo la escuela y, en particular, el normalismo fueron parte de la maquinaria cultural de la Argentina del siglo XX. Por eso, la escritora organiza el relato y el análisis alrededor de dos hechos: cabezas rapadas y cintas celestes y blancas. Propongo, en cambio, una lectura desde otra perspectiva, la pedagógica que mira -siguiendo los trabajos de Simons y Masschelein (2014)- la forma escolar y las operaciones pedagógicas que una maestra puede activar en el aula cuando enseña o en la escuela cuando la dirige. Esta perspectiva, supone centralmente para los autores belgas, preguntarse por aquello que hace que la escuela sea escuela.