Schole
ConversacionesEdición 1
El trabajo del pedagogo en tiempos de algoritmos y big data
Federico Ferrero 17 mayo, 2019

 

¿Qué son los algoritmos?

La definición de algoritmo es compleja porque cuando uno se le aproxima desde una mirada sociocultural no es posible reducir la definición de esa idea a la forma matemática clásica que nos dice que es “un conjunto estructurado de pasos que tienen una expresión formal y que permiten analizar un conjunto de entradas (inputs) sobre las que se aplican ciertas operaciones para obtener determinados resultados (outputs)”. La idea de algoritmo implica la perspectiva de la automatización de procesos. Por eso, se construyen y escriben programas: para automatizar procesos y liberar de cargas cognitivas a los seres humanos, y que, así, puedan dedicarse a otras actividades. Pero, abordándolo socioculturalmente, se hace necesario trascender esta idea matemática y considerar cómo todo ese proceso formal está inserto en determinados contextos de uso y que, este hecho, tiene efectos concretos en la vida cotidiana de los sujetos que están implicados. Por ello, decimos que los algoritmos son complejos, que no son solamente una expresión formal de texto de código, sino que llevan implícito en su estructura la intervención de los sujetos que participan en su diseño, en su desarrollo y en su revisión. Incluso, se debe tener en cuenta que quienes programan y diseñan un mismo conjunto de algoritmos tienen objetivos distintos. Puede ocurrir, además, que hayan sido creados en el pasado y que se los reutilice en nuevos textos de programa. Otra característica importante a considerar en este abordaje social de la idea de algoritmos es que, como todo acto humano, están embebidos en contextos particulares de uso. El estudio aislado de un algoritmo como un dispositivo matemático no basta y se requiere considerar su inserción en contextos más amplios para poder valorar los efectos que tienen sobre la vida de las personas a las cuales esos algoritmos involucran. Por otra parte, es importante saber que, como cualquier tecnología educativa, los algoritmos son expresiones que están comprometidas políticamente. Detrás de ellos hay asunciones, hay prioridades, hay ciertos enfoques que hacen que un algoritmo no sea un objeto neutro. Su constitución lo define como una manera de ver el mundo y de modelizar fenómenos. Esto nos exige un estudio que pueda poner en evidencia esas asunciones y compromisos. Es en ese sentido que la pedagogía, en el caso de algoritmos vinculados a la educación, puede ayudarnos a tratar de leer cuáles son los enfoques desde donde se diseñan.

Para analizar un algoritmo referido al aprendizaje, se deben tener en cuenta las múltiples dimensiones y las complejas relaciones que se dan en el escenario educativo. Muchas veces sucede que se hace un análisis formal sencillo y se dejan afuera facetas que, desde la teoría educativa, son consideradas cruciales para entender los algoritmos de manera más apropiada. La pedagogía debe ayudarnos a ver cuáles son las relaciones que se deben tener en cuenta –o que se han supuesto– al momento de modelizar, por ejemplo, el aprendizaje.

 


Lic. en Ciencias de la Educación (UNC).
Lic. en Psicología (UNC).
Dr. en Ciencias de la Educación (UNC).
Integrante de Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades (CIFFyH-UNC).
Actualmente se encuentra cursando el Master en Social Data Analytics and Research en la University of Texas at Dallas.