Decidir
Hacia fines del siglo XIX, las aventuras en globo no perdían su atractivo. En la navidad de 1907, Jorge Newbery y el experimentado aeronauta Aaron Anchorena cruzaron el Río de la Plata en el Pampero, un globo fabricado en Europa. Un año más tarde, ascendiendo en el mismo aeróstato su hermano Eduardo Newbery y el sargento Eduardo Romero que se perdieron para siempre.
En la actualidad, los globos aerostáticos ya no se usan para el vuelo tripulado, a excepción de la práctica deportiva. Sin embargo, en la historia de la aeronavegación constituyen el primer logro en el arriesgado y fascinante desafío por recorrer el firmamento. Si bien muchos de sus tripulantes tuvieron, como Ícaros modernos, la peor de las suertes, gracias a ellos hoy podemos volar despreocupados en pesados aparatos. Incluso hemos abandonado la Tierra, aunque con ello hayamos perdido el misterio del espacio. El desafío sigue presente: entre la prudencia de Dédalo y la osadía de Ícaro, ¿qué decidir?