Avanzadas las reuniones, los participantes definieron roles según sus conocimientos, experiencias y posibilidades, y se sumaron a los del equipo de trabajo del museo. De este modo, se realizaron los montajes del “Aula Histórica” y de la “Sala de Talleres”, ambos guiados por una museógrafa vecina del barrio y ejecutados junto a estudiantes del profesorado que cumplían instancias prácticas de diferentes espacios curriculares. Los textos de las salas fueron escritos por egresados –algunos participaban desde otros puntos del país–, mientras que el diseño gráfico fue realizado por profesionales del barrio. Los docentes –en ejercicio o retirados– no fueron ajenos a la movida.
En cada una de las actividades y propuestas que realizamos, son diferentes los actores de la comunidad que intervienen, que accionan, que colaboran. Desde el Museo Escolar, participamos en el congreso organizado por el aniversario de la escuela convocando a otras a participar de mesas y talleres vinculados con experiencias de museos escolares. Asistieron docentes y estudiantes de la provincia, además de especialistas locales y de Buenos Aires. Se generó un espacio de intercambio que amplió la mirada sobre nuestro trabajo e invitó a pensar nuevas posibilidades de transformación del proyecto.
Desde 2013, participamos de la Noche de los Museos. El equipo colabora en algunos proyectos junto a otros museos y es parte del “Encuentro de Educadores de Museos” de la provincia. Actualmente, comenzamos a pensar una nueva distribución de salas y guiones museológicos a partir de la mirada de Silvia Alderoqui (especialista en educación y museos), manteniendo la premisa de las decisiones colaborativas.
Las formas de acción van variando en función de las posibilidades, algunos exestudiantes que viven en otras provincias hacen llegar sus ideas por las redes, otros se acercan a las reuniones, otros van haciendo sus intervenciones y propuestas en recreos o desde los espacios curriculares. Todas estas instancias permiten favorecer el sentido de apropiación del museo y percibirlo como un espacio de encuentro, de formación y de creación de lazos. Sabemos que, en el sistema actual, es difícil sostener procesos participativos y de toma de decisiones conjuntas, pero también estamos convencidos de que las experiencias narradas nos ayudan a sostener, crear y decidir juntos. Nos acercamos así al principio de la museología social expresado en la voz de Mario Chagas: “un museo que no sirve para la vida, no sirve para nada”.