Desde el ingenioso artefacto imbatible para el ajedrez construido en el siglo XVIII, pasando por el test de Turing para comparar “inteligencias” entre el ser humano y las máquinas, hasta la propuesta ficcional de Astroboy sobre un “niño-robot”, el autor presenta y pone en cuestión la posibilidad de seguir midiendo en el futuro el valor de las máquinas por la similitud con los seres humanos, cuando puede que esté sucediendo lo contrario.
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