Entre voces es un libro que nace como respuesta a la necesidad de compartir y dar a conocer lo vivido en las aulas de un taller de extensión universitaria con docentes que aceptaron el desafío de situarse como mediadores entre los libros y los estudiantes. Como lo anticipa su título, nos encontramos ante un trabajo particular en el que se entrelazan distintas voces para contar, reflexionar y analizar una experiencia de formación de docentes en servicio.
Es muy interesante y significativo desandar el camino por el que llegamos a la realización de una producción colectiva que recupera y permite hacer públicas distintas prácticas docentes, sus fundamentos y sus reflexiones.
La formación de docentes en comunidad
Desde el año 2004, y en el marco del proyecto de extensión universitaria “Capacitación en Alfabetización Inicial” del Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján (UNLu), se desarrollan diferentes experiencias de formación de docentes. María Laura Galaburri, directora del proyecto, sostiene que el propósito de esta propuesta de formación es: “apoyar a los equipos docentes de educación inicial y básica en la construcción o sostenimiento de un proyecto institucional que se plantea incorporar a los niños a la cultura escrita”.
Con el fin de lograr la concreción de estas ideas, desde sus comienzos fueron convocados miembros de diferentes instituciones educativas para generar las condiciones institucionales y didácticas que hiciesen posible, parafraseando a Lerner (2001), leer y escribir en la escuela.
En este proyecto de extensión, y durante años, el trabajo estuvo centrado en la formación sobre la enseñanza de las prácticas de lectura y escritura, ya sea de textos literarios, de textos de estudio o de aquellos que permiten a los niños aprender a participar en la vida ciudadana.
Con la mirada enriquecida por lo hecho hasta entonces, en el 2012 se retomó el trabajo sistemático de formación de los maestros en educación literaria, pero ahora enmarcado bajo una particular perspectiva teórica (Colomer, 1991). En este contexto, se diseñó el taller “Literatura y comunidad de lectores”. Así, explica Galaburri, como coordinadora del taller, las decisiones didácticas de la propuesta:
En 2013 nos propusimos leer libros que, inicialmente, eran difíciles para los maestros como lectores por el modo en que está construido el relato y la complejidad de los temas que abordan. Sabíamos que esos eran los mejores libros para leer en comunidad porque la conversación literaria devenía necesaria para los docentes lectores. El libro Voces en el parque, de Anthony Browne, estaba en la lista. Éramos conscientes de que, además, se trataba de un libro álbum, es decir, libros que requieren del lector un modo de leer al que no todos los maestros estaban acostumbrados porque las interpretaciones se construyen articulando el lenguaje textual con el lenguaje plástico.
En este breve relato, encontramos una de las hebras del entramado de voces que dieron origen y que sostienen el proyecto que relatamos.