Esta escuela es nuestra, es de todos
Eso es algo que se percibe al caminar la escuela, decididamente esta es de todas y todos. De jóvenes y de docentes que transmiten sin pudor su sentimiento de pertenencia; incluso, con cierto orgullo, se jactan de ser ProA.
Confirma Paula:
Totalmente, esta escuela es nuestra. Es que todos pusimos algo en esa construcción: los coordinadores, los profes, las familias y ellos. Estas chicas y estos chicos le han puesto el cuerpo a todo; y siempre con la mejor predisposición: hacen ¡TODO! Obvio que hay momentos difíciles, no vivimos en un cuento de hadas, tenemos problemas y los enfrentamos. Enfrentamos los problemas y los sobrellevamos. Por eso te decía que estos chicos ¡se merecen todo! Se han bancado que “probáramos” con ellos. Con ellos fuimos aprendiendo qué era lo mejor que podíamos hacer, con ellos fuimos ajustando la propuesta, reformulando en lo que hiciera falta. Les pedimos todo y nos lo dieron. Vienen, en muchos casos, desde muy lejos. Se levantan muy temprano para llegar acá a horario, vienen en transporte público (con las mil complicaciones que eso implica), vienen de familias que viven en zonas muy populares.
Desde el comienzo, hubo una condición para ingresar a las escuelas ProA: haber cursado la escuela Primaria en algún establecimiento de gestión estatal. Para el año 2014, cuando el proyecto comenzaba y no se lo conocía, la estrategia fue conversar con las directoras y los directores de las escuelas y presentarles el programa para que lo analizaran con las familias que quisieran asumir el desafío: la cantidad de horas que iban a estar en la escuela, programación desde primer año, las horas de inglés…
Gabriela Peretti, hoy subdirectora del nivel de educación Secundaria de la Provincia y, en 2014, coordinadora general del programa, subraya los aspectos nodales de esta decisión:
Esto fue así por varios motivos. El más general es el del reconocimiento a las familias que confían en el Estado. El ministro expresamente insiste en la obligación que el Estado tiene de estar a la altura de esa confianza. Tenemos que dar muestra de que una escuela Secundaria estatal de calidad es posible. Las ProA son expresión de ese desafío. ¿Porque sale todo bien? ¿Porque tenemos todos los recursos que queremos? ¿Porque tenemos condiciones ideales? No. Simplemente, nos tomamos en serio la responsabilidad de educar. Esto es, en las ProA se enseña para que los jóvenes aprendan y esa es una obsesión. Después ellos decidirán qué hacen con lo que les enseñamos, pero nosotros tenemos que enseñar. ¿Y si se presentan dificultades en el proceso? ¿Si alguno no logra lo que le proponemos? Vamos de nuevo, le buscamos la vuelta, de otra forma, otra estrategia, hay tutorías. El objetivo es que aprendan, no desaprobarlos. Te aseguro que no es tan complicado. Es sostener una decisión política. Diríamos que es una decisión bien profunda de política educativa en la que todos los actores que trabajamos en las ProA coincidimos. Acá tenemos que enseñar y todos confiamos en que los jóvenes pueden aprender. Y eso es lo primero. Después todo lo demás.
¿Otro motivo? Romper dos estereotipos. El más duro de roer: que el Estado no puede brindar una oferta educativa de calidad. ¿El otro? Que las condiciones sociales, económicas o culturales de procedencia pueden ser barreras que impidan el aprendizaje. Desafío a cualquiera que sostenga que un chico que vive en contextos vulnerables no puede aprender a que vengan a ver cómo estudian los chicos en ProA y que lo miren en relación con sus situaciones de vida. Muchos de nuestros estudiantes pasan momentos muy difíciles, pero a la hora de estudiar -como lo decía en la conferencia Masschelein 5– eso se suspende. No solo es posible, sino deseable. Los jóvenes se alivian si la escuela los considera estudiantes y les hace ver a ellos mismos y a sus familias lo que pueden.
5. Refiere a la conferencia dictada por Jan Masschelein en el marco de las jornadas organizadas por el ISEP y denominadas “Diálogos sobre pedagogía, a propósito de la escuela en el siglo XXI”, que se realizaron durante los días 2 y 3 de julio de 2018.