Podría decirse que la experiencia pedagógica en las escuelas ProA tiene este rasgo que la define, una energía puesta en la enseñanza que se traduce en una energía puesta en el aprendizaje.
Pero, ¿por qué? ¿Por qué esto ocurre en estas escuelas y no en otras escuelas secundarias? Y ¿qué significa poner la energía en la enseñanza? Dice Paula:
Lo primero que me sale decirte es que los profes son jóvenes. Pero no te lo digo por una cuestión de edad, sino de deseo, de las ganas que tienen de enseñar. Es como si se hubieran recibido ayer y vinieran con toda la expectativa puesta en lo que pueden hacer.
Y luego define:
Punto número uno: están convencidos de haber elegido la docencia como profesión. Punto número dos: todos los y las profes siguen estudiando. Un curso, una carrera nueva, un posgrado. Muchos están cursando la Especialización en Educación y Medios Digitales, otros la de Programación, muchos hacen los cursos de la Fundación Sadovsky. ¿Y sabés qué es lo fundamental? Todo eso se ve en el aula. No estudian para acreditar puntaje (aquí todos ya tienen su cargo, no les hace falta). Lo veo, no lo puedo probar científicamente, pero te aseguro que la formación, seguir estudiando, redunda en favor de los jóvenes. Los profes comparten entre ellos lo que están estudiando. Lo veo en las planificaciones, en las discusiones sobre el diseño curricular: lo usan, lo discuten. No es un documento que duerme en un armario. Traen propuestas, suman nuevos saberes, nuevos enfoques. Tenemos profes que saben dónde están parados, dónde quieren ir. Por eso, para mí, trabajar acá es un desafío permanente. Lo que ocurre en las reuniones de equipo es maravilloso porque aprendo, aprendo, aprendo, aprendo. Aprendemos unos de otros. Y ahí es que van saliendo cosas.
Agrega Gabriel:
Punto número tres: vayas a la ProA que vayas te van a recibir con respeto, como acá. Vas a sentirte bien. Sea quien sea el que llega a la escuela, será recibido con una mirada, un saludo que puede ser un beso, un abrazo. El que llega está siendo esperado. El respeto es lo central, y es de unos hacia otros; es igual de los profes a los jóvenes, como de los jóvenes a los adultos. Eso les enseñamos, el respeto es vital en las relaciones humanas y es mutuo. Eso es una práctica compartida. Todos lo hacemos. Último punto: siempre hay movimiento, caos, se escucha que hay vida y no, eso no es descontrol, sino que está pasando algo, hay “algo” que está pasando. Y eso es una escuela que está viviendo.
Si en algunas escuelas pudo comprobarse que la experiencia escolar es de baja intensidad (Kessler, 2002), la experiencia en las escuelas ProA arroja referencia empírica para decir que también puede ocurrir lo contrario. El proceso requiere tiempo, pero deja entrever que, bajo ciertas condiciones, la escuela Secundaria pública puede ofrecer a docentes y jóvenes una experiencia escolar intensa cultural y socialmente.
Referencias
Kessler, G. (2002). La experiencia escolar fragmentada: estudiantes y docentes en la escuela media de Buenos Aires (IIPE – UNESCO – Sede Regional Buenos Aires). Recuperado del sitio de la UNESCO: http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001295/129508s.pdf
Steiner, G. y Ladjali, C. (2005). Elogio de la transmisión: maestro y alumno. Madrid: Siruela.
Terigi, F., Briscioli, B., Scavino, C., Morrone, A., y Toscano, A. (2013). La educación secundaria obligatoria en la Argentina: entre la expansión del modelo tradicional y las alternativas de baja escala. Revista Del IICE, 0 (33), 27-46. Recuperado de http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/iice/article/view/1099/1078
Unicef, Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba, Instituto Superior de Estudios Pedagógicos. (2017). La experiencia en las escuelas ProA: ¿Avances para renovar la escuela Secundaria? (Versión preliminar).
Fotografías: Área de Comunicación. ISEP.